El ejercicio regular es fundamental para el bienestar de las personas adultas mayores (PAM).
A medida que la población envejece, es crucial comprender cómo el ejercicio contra resistencia puede mejorar su calidad de vida.
El envejecimiento de la población es un fenómeno que se presenta globalmente. A su vez, se genera un incremento en las expectativas de vida, donde las personas adultas mayores (PAM) pasarán de 901 millones a 1,400 millones entre los años 2015 y 2030 en el mundo, lo que corresponde a un aumento del 56%. El porcentaje de PAM ha tenido un crecimiento considerable a nivel mundial.
El aumento de la esperanza de vida trae consigo un incremento en las patologías de la PAM. Entre las principales se encuentran el síndrome de fragilidad, con una incidencia en la población latinoamericana que oscila entre el 7.7% y el 39.3%, y, la osteoporosis, que afecta a 200 millones de personas a nivel mundial; ambas con índices significativos.
Bajo este contexto, la calidad del envejecimiento dependerá del estilo de vida de cada persona a lo largo de los años. Las PAM que no realizan actividad física son más propensas a presentar en el futuro disminución de la movilidad, coordinación, capacidad de reacción, velocidad de la marcha, fragilidad y osteoporosis. Estas condiciones suelen ir acompañadas de patologías neurodegenerativas, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, entre otras.
Desde el punto de vista terapéutico, la rehabilitación basada en el ejercicio contra resistencia juega un papel importante en el desarrollo de las capacidades funcionales de las PAM, pudiendo contrarrestar la osteoporosis y el síndrome de fragilidad. Además, disminuye la polifarmacia y mejora la calidad de vida.
Es necesario que el trabajo físico involucre ejercicios contra resistencia, flexibilidad y equilibrio como parte de los componentes de un entrenamiento, sin importar la edad de la persona. El ejercicio multicomponente beneficia el incremento de la fuerza y ofrece una gran cantidad de beneficios a largo plazo, proporcionando un estilo de vida saludable y funcionalidad en las actividades diarias.
Las PAM pueden y deben realizar ejercicio contra resistencia, trabajando incluso en porcentajes entre el 60% y el 90% de su capacidad máxima. Para esto, se deben considerar las variables del entrenamiento, tomando como pilar fundamental que sea prescrito por fisioterapeutas, promotores del movimiento humano o educadores físicos.
Esto debe establecer un entrenamiento basado en los factores biopsicosociales, comorbilidades, y el estado funcional y físico de la persona evaluada.
Desde un punto de vista objetivo, el ejercicio físico va más allá de la estética o el fitness. Realizar actividad física nos brinda la capacidad de mantenernos fuertes e independientes por más tiempo.
En lugar de fragilizar al adulto mayor con un enfoque excesivamente protector, es crucial motivarlo a realizar ejercicio de fuerza. Comenzando con la educación sobre los beneficios y eliminando mitos sobre el entrenamiento en adultos mayores, se considera fundamental para motivarlos a adoptar un estilo de vida más activo y saludable. A menudo, las creencias erróneas sobre el ejercicio pueden generar temor o resistencia, lo que lleva a una inactividad que agrava la pérdida de fuerza y movilidad.
Finalmente, muchos creen que son "demasiado viejos" para comenzar, cuando en realidad nunca es tarde para disfrutar de los beneficios del ejercicio. Incluso, aquellos que nunca han entrenado antes pueden experimentar mejoras significativas en su salud.
Es fundamental fomentar la actividad física en las personas adultas mayores, promoviendo un enfoque positivo y educativo sobre el ejercicio. Nunca es tarde para mejorar la calidad de vida a través de un estilo de vida activo.
¡El entrenamiento en adultos mayores no solo fortalece el cuerpo, sino que también revitaliza la independencia, mejora la salud mental y enciende una nueva pasión por la vida activa, demostrando que nunca es tarde para sentirse más!
Licda. Francini Hernández Barrantes
Fisioterapeuta
Coach Gold's Gym Irazú
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